Amigos. ¿Amigos?

Sí, ¿amigos? ¿Qué? Sí, chupenme bien la verga. Gorda y venosa. No sé cómo terminé escribiendo esto a las 2 de la mañana, pero me chupa bien las pelotas. Un poquito de alcohol en la sangre, pero no lo suficiente para olvidarme que en este putisimo universo, no hay uno que valga la pena. El tema es así: vuelvo de vacaciones. Meses y meses sin amigos a quien putear y humillar. ¿Y cuando llego qué pasa? Me siento un super hippie tratándolos re bien y me boludean. Les cuento cosas y se cagan de la risa. No hay respeto. No hay códigos. No saben organizar una puta salida, y cuando tiro una idea mariconean como la concha de Nazarena Vélez sin meses de leche. La verdad, allá no había drama. La pasaba bien. "Bien". Sin mucho contacto social pero al mismo tiempo sin escándalos y sin gente pelotuda y subnormal que me haga quedar mal enfrente de otros. Es como un arma de doble filo. Te sentís solo/a? Buenísimo. No te quejés. Ésto ya parece una telenovela mexicana transmitido por Facebook. Tenía pensado no darles ni bola a éstos retardados. Pero supongo que por más que me sienta un forro sin sentimientos, voy a terminar viéndolos. No sé por qué. Y ya a ésta etapa no rinde armar una escena. La próxima la hago mas fácil: ni les aviso que vuelvo. Nota mental: para la próxima vez que vuelva, encerrarme en mi mísmo. No contar nada y si preguntan algo, poner cara de "pelámela". Nota 2: no organizar nada. Si quieren salir, holla at me.

Simple as that,

C.