Fernando, introducción a la taradez - Parte 1 de X

Holy shit, a veces realmente quisiera tener una máquina para borrar memorias al estilo Eternal Sunshine... es decir, creo que no es para nada NORMAL el ponerme furioso por cosas que pasaron y recuerdo por asociación. Cada día creo más y más que estoy perdiendo la salud mental, muy de a poquito.
Como sea, esto no es sobre "memoria furiosa actual" sino sobre "memoria que tengo ganas de poner sobre papel así no me la olvido". Claro que "papel" = este blog de mierda.

Es interesante, cómo en primaria solía ser una persona muy social, que se llevaba bien hasta con los chicos del otro grado. Estaba en el curso C, el otro era el D, y ambos cursos éramos de turno tarde. El A y el B eran del turno mañana. Al terminar la primaria ahí, en la Escuela Nº 19 D.E. 9 "Provincia del Chubut", todos tuvimos que mover el traste para ir a diferentes secundarias ya que nuestra escuela no poseía una. Y al empezar la secundaria es que me di vuelta tipo tortilla: cambié absolutamente y me volví terriblemente anti-social. De por sí era alguien tímido, pero no con gente de mi edad. Perdí todas las amistades.

Pero esa es otra historia, cómo me cuesta no irme por las ramas la que te reconcheó. Era muy común el que cada nuevo año escolar o en la mitad de uno se uniera algún que otro chico nuevo. Quiero suponer que en las escuelas públicas pasa bastante esto, no fue nada nuevo para nosotros, estábamos muy acostumbrados. En general esos chicos terminaban yéndose de vuelta, pero hubo uno muy particular que se quedó con nosotros hasta el final. Y a pesar de que ese tiempo sólo fue de 2 años, oh boy... qué 2 años repleto de situaciones para no olvidar jamás. La mayoría lamentablemente sobrepasan demasiado mi capacidad de recordar, pero de todas maneras tengo aún en mente las más importantes.

Año 2001, 6to. grado, casi mitad de año. Hora de Tecnología.

[La directora abre la puerta del aula acompañada de un chico] "Bueno, entrá, sentáte... [se queda de pie al lado de la puerta] chicos, él es Fernando y se va a unir a ustedes. Fernando, cualquier cosa que necesites, se lo decís a la maestra" [se va la directora y cierra la puerta, Fernando aún de pie, mirando nervioso para todos lados]
"Fernando, hola, pasá sentáte donde quieras" dice la maestra. El tipo finalmente se moviliza y se sienta solo en una mesa detrás de la mía. Las mesas eran de doble asiento libres, te sentabas con un compañero siempre y cuando ese compañero quisiera sentarte al lado tuyo o se llevaran bien, aunque repito que éramos muy amigos todos. Ese mismo año me había hecho muy amigo de Matías, un pibe buenísimo que desearía aún fuera compañero o que al menos estuviéramos en contacto. Nos habíamos sentado juntos cerca de principio de año y holy shit, desde entonces no dejamos de compartir la mesa y hablar estupideces de casi-adolescentes.

Como era y es de esperarse, clásica intriga compartida de todo el curso por saber qué onda con el chico nuevo. Esa intriga que para nada interrumpe la corriente de la hora y materia que se está estudiando al momento, pero que igual se encuentra en la cabeza de cada persona del curso. Inclusive del de la maestra. Entonces todos seguimos con la tarea que teníamos 1 semana para terminar: idear y construir con objetos simples algún tipo de... algo que implicara movimiento. No quiero decir "máquina" porque no eran complejas, sino más bien construcciones de madera o latas o lo que sea que quisiéramos siempre y cuando implicara algún tipo de movimiento de las partes.
Ya que los grupos eran solamente de compañeros de mesa, Matías y yo, por puro compañerismo (y un cacho de curiosidad) acordamos mentalmente el darnos vuelta y decirle a Fernando: "Che... ¿querés venir al grupo?".
"Bueno."
Nos levantamos y juntamos las mesas por los lados... bah, CREO que por los lados, en este tipo de detalles es donde más falla la memoria. Y es chistoso que es lo que más me hace enojar, el no recordar detalles estúpidos, si juntamos las mesas por los costados o si formamos un rectángulo con alguien dando la espalda al pizarrón ARGH, FUCK. Creo que hicimos algo sin sentido como formar una L... no, pará, formamos un rectángulo, Fernando sentándose a un costado y nosotros 2 mirando al frente TOMÁ, RECORDÉ.

Fig. 1.1: FUCK YEAH, ALTO DIAGRAMA. Yo negro (pelo castaño), Matías amarillo (rubio castaño) y Fernando rojo (intento de pelirrojo puto)

Con Matías ya habíamos ideado algo simple y tonto pero que sabíamos que a la maestra le iba a gustar. Hablamos y hablamos durante unos minutos sobre cómo y con qué construir nuestra genial e innovadora "máquina". Fernando no decía ni una sola palabra. Sólo miraba la mesa o hacia los costados, a veces nos escuchaba.
¿En qué consistía nuestra construcción? En que un globo pegado a un sorbete atravesado por un hilo sostenido en 2 postes chiquitos de madera se impulsara con su propio aire a través de dicho hilo. Les digo que eso podría resolver una crisis de energía eléctrica.

Fig. 2.1: ¿Por qué siempre coloreamos en rojo los globos dibujados?

Por alguna razón que no se me ocurre y nunca se me va a ocurrir, Matías tenía en su mochila un globo desinflado. "Bueno, ¡sacalo dale!"
"A ver..." saca el globo de su mochila y lo infla. Boludez esperada, lo sostiene y deja que el aire se escape logrando oh ruidos tan divertidos y similares a flatulencias. Nos reímos un cacho, normalmente ya que no era nada super chistoso.
Pero Fernando, Fernando... lo del globo hizo que algo se activara en la cabeza de Fernando, porque empezó a reírse como si hubiera visto un cura colocarse un micrófono bien adentro en el orto para tirarse un pedo guerrillero con sorpresa en medio de la misa. O algo así. En serio, se reía mal... pero algo raro había en esa risa. No era normal, era... estúpida, casi grosera. Sí, como de alguien que se ríe de cosas groseras, saben a lo que me refiero. Esas personas que se les cae la baba con las carcajadas cuando ven en la tele alguno de esos comediantes de cuarta contar un chiste adulto, zarpado or whatever.

Le pidió el globo desinflado a Matías y repitió la hazaña. Inflaba, dejaba que se escapara el aire y reía muuuuuuuuuy estúpidamente. ¡Qué gracioso el escape del aire, Fernando! ¡Parecen gases! ¡Comedy gold! Mientras repetía la misma acción una y otra vez, miré confundido a Matías y él me devolvió la misma confusión, y sin abrir la boca entendimos lo que quisimos pero no íbamos a decir: "este chico es medio tarado".
A medida que pasaran los días entenderíamos que Fernando era 3/4 tarado y finalmente, totalmente tarado.
Mentalmente, de nacimiento supongo. Nunca entendí bien qué carajo es lo que tenía, pero se notaba que tenía un ligero retraso. Soy una mierda por lo que voy a decir, pero no es ese retraso feo de los que te dan lástima, sino del que puede volverse molesto. Muy molesto. No era BOBO, era inteligente en ciertas cuestiones pero digamos que su condición podía interferir en ciertas cosas.

Tengo bastante para contar sobre este tipo, pienso escribir todo lo que recuerde. Por el simple hecho de que necesito escribir estas cosas, no quiero que se pierdan. Quiero contarle a la pared las cosas que en cierta forma definieron partes de mi vida.
Voy a ver si encuentro alguna, ALGUNA foto de Fernando. Dudo que tenga.

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Cosas de no-interés:

-Mi vieja me pide que me fije si la pizza ya se calentó. Me levanto de la PC y voy a la cocina. Me quedo de pie en el medio, sin moverme, no me giran los engranajes del marulo. "Chequear si la pizza está hecha, ehhhhhhhh ehhhhhhhhhhhhh dooooooooooooh ehhhhhhhh cómo" sigo de pie sin moverme "ehhhhhhhh hurf qué ehhhh....." Agarro y abro la heladera, mirando nada. "No, L." me avisa lo poco de inteligente despierto, "una pizza que se está calentando está en el horno".
"Ah sí, hurf durf gracias" Long live the so-called brain farts.
-Vienen muy complicadas las resoluciones de Año Nuevo. Not gonna give up, though.
-Últimamente me comporto ligeramente bipolar.
-Nada mejor que descubrir una banda que te gusta mucho y escuchar de a poco, uno a uno, sus discos. Cada uno que escuchás por primera vez suma más información a tu cabeza y te inspira a hacer cosas.
-Speedy la CONCHA DE TU MADRE.

L.